La intensidad del ejercicio es un concepto clave en la prescripción de actividad física segura y efectiva. Sin embargo, su clasificación y medición sigue siendo un desafío tanto para profesionales como para usuarios, debido a la diversidad de criterios, términos y herramientas disponibles. Este artículo explora cómo categorizar la intensidad del ejercicio utilizando medidas objetivas y subjetivas, con base en los lineamientos propuestos por Norton et al. y recomendaciones actuales para optimizar su aplicación en el ámbito clínico y deportivo.
¿Por qué es importante estandarizar la intensidad del ejercicio?
El uso de terminología inconsistente para describir la intensidad del ejercicio puede generar confusión y afectar tanto la práctica clínica como la investigación. Una categorización clara y coherente permite:
- Comparar estudios y datos longitudinales con mayor precisión.
- Prescribir ejercicio de manera personalizada y segura.
- Facilitar la comunicación entre profesionales y pacientes.
- Optimizar la evaluación del gasto energético.
Por ello, se ha propuesto una clasificación en cinco niveles de intensidad: sedentaria, ligera, moderada, vigorosa y alta, con medidas absolutas y relativas que facilitan su identificación.
¿Cómo interpretar la intensidad del ejercicio?
Una de las herramientas más útiles es la Tabla 1 del estudio de Norton et al., donde se establecen medidas objetivas —como el consumo máximo de oxígeno (%VO₂máx), la frecuencia cardíaca máxima (%HRmáx), la reserva de frecuencia cardíaca (%HRR) y los equivalentes metabólicos (METs)— junto con medidas subjetivas como la escala de percepción del esfuerzo (RPE de Borg), para clasificar la intensidad del ejercicio en cinco categorías:
Tabla 1. Clasificación de la intensidad del ejercicio
Categoría de intensidad | METs | %HRmáx | %HRR | %VO₂máx | RPE (C) | RPE (C-R) |
SEDENTARIA | < 1.6 | < 40% | < 20% | < 20% | < 8 | < 1 |
LIGERA | 1.6 < 3 | 40 < 55% | 20 < 40% | 20 < 40% | 8–10 | 1–2 |
MODERADA | 3 < 6 | 55 < 70% | 40 < 60% | 40 < 60% | 11–13 | 3–4 |
VIGOROSA | 6 < 9 | 70 < 90% | 60 < 85% | 60 < 85% | 14–16 | 5–6 |
ALTA | ≥ 9 | ≥ 90% | ≥ 85% | ≥ 85% | ≥ 17 | ≥ 7 |
Nota: HRmáx (frecuencia cardíaca máxima), HRR (reserva de frecuencia cardíaca), VO₂máx (consumo máximo de oxígeno), METs (equivalente metabólico). Las escalas subjetivas son útiles cuando no se cuenta con dispositivos de medición.
Diferencias individuales: ¿por qué no todos responden igual?
Es fundamental comprender que las medidas relativas varían entre personas. Dos individuos realizando la misma actividad pueden tener percepciones y respuestas fisiológicas distintas, según su nivel de entrenamiento, edad o presencia de patologías. Por ejemplo, caminar a 6 km/h podría ser un esfuerzo moderado para una persona activa y uno vigoroso para alguien sedentario.
De ahí la importancia de combinar medidas objetivas (como %VO₂máx) con escalas subjetivas (como Borg) para lograr una prescripción más precisa.
Aplicaciones prácticas para profesionales de la salud
- Evaluación individualizada: antes de recomendar actividad física, es clave estimar el HRmáx y calcular los porcentajes relativos para definir zonas de entrenamiento.
- Uso de RPE: útil en contextos donde no hay monitores de frecuencia cardíaca disponibles. Enseñar al paciente a identificar su percepción del esfuerzo mejora la autorregulación.
- Adaptación por grupo etario: en adultos mayores o personas con enfermedades crónicas, los valores absolutos deben ajustarse a sus capacidades funcionales reales.
- Prescripción segura: evita prescribir intensidades elevadas en personas sin preparación, reduciendo el riesgo de eventos adversos.
Recomendaciones para optimizar la práctica
- Integra siempre escalas subjetivas con mediciones objetivas cuando sea posible.
- Educa a tus pacientes sobre cómo interpretar su esfuerzo y signos de fatiga.
- Usa tablas y guías visuales como herramientas didácticas en consulta.
- Considera la intensidad relativa por sobre la absoluta, especialmente en poblaciones vulnerables.
Conclusión
La clasificación y medición de la intensidad del ejercicio debe ser estandarizada y adaptada a las características individuales del paciente. Comprender los criterios objetivos y subjetivos permite una prescripción más precisa, segura y efectiva. Como profesionales de la salud, tenemos la responsabilidad de aplicar estas herramientas con criterio clínico y educativo.
Este artículo fue elaborado a partir de una lectura crítica e interpretación del estudio de Norton et al. (2010), con adaptaciones orientadas a su aplicación práctica por parte de profesionales de la salud.
Referencia:
Norton K, Norton L, Sadgrove D. Position statement on physical activity and exercise intensity terminology. J Sci Med Sport. 2010 Jul;13(5):496–502.

Dr.(c) en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Instituto Universitario Vive Sano